Mendoza: decadencia y caída libre

Mendoza: decadencia y caída libre

Gobernador e intendentes ausentes y egoístas  que solo piensan en negocios propios

La provincia se hunde en un espiral de abandono: transporte caro e inseguro, calles destrozadas, miles de familias hurgando en la basura, jubilados condenados a la miseria, escuelas sin rumbo, policías que abandonan la fuerza y hospitales al borde del colapso.

Viajar en Mendoza se convirtió en un lujo de alto riesgo: los colectivos son más caros que nunca y las paradas se transformaron en trampas de inseguridad. Mientras tanto, los funcionarios repiten discursos vacíos y miran para otro lado.

Las calles parecen campos minados: pozos, baches y asfalto destrozado que vacían bolsillos de automovilistas y motociclistas. Nadie se hace cargo, todos se echan culpas.

En los barrios, la postal de la decadencia: cada vez más mendocinos rebuscando entre la basura para sobrevivir. La indigencia se multiplica y la gestión municipal brilla por su ausencia.

Los jubilados, condenados a la crueldad de las cifras oficiales: la mínima apenas supera los $300.000, complementada con un bono que ni alcanza para cubrir medicamentos.

La educación se hunde sin salvavidas: alumnos que reprueban y un pacto educativo que nadie quiere encarar porque “no es popular”. Los políticos juegan al desgaste mientras las aulas se vacían de futuro.

La policía, que debería dar seguridad, también escapa: 52 efectivos pidieron licencia sin goce de sueldo para emigrar a España. Prefieren fugarse a cuidar a los mendocinos.

La salud atraviesa otra estocada: recortes, menos aranceles y un sistema al borde del colapso que no alcanza ni para garantizar insumos básicos en hospitales.

Y como si todo esto fuera poco, más de 100.000 mendocinos viven en situación de déficit habitacional, esperando promesas incumplidas del IPV y planes que avanzan más en los discursos que en la realidad.

Mendoza se desangra frente a la ineficiencia de un gobernador desconectado y de intendentes más ocupados en negocios personales que en gobernar. La caída libre ya empezó.