Disminuye la carga tributaria sobre la nafta en Argentina, pero persiste la alta presión fiscal

En noviembre de 2024, la carga tributaria sobre la nafta es del 55,2% en la Ciudad de Buenos Aires y del 56% en el interior, con una reducción del 29% en la capital y del 19% en el resto del país desde 2018. El Gobierno actualiza impuestos clave basados en la inflación medida por el INDEC.

InfoMas Nacionales 30/11/2024Info+MasInfo+Mas
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Disminuye la carga tributaria sobre la nafta en Argentina, pero persiste la alta presión fiscal

En noviembre de 2024, la carga tributaria sobre la nafta es del 55,2% en la Ciudad de Buenos Aires y del 56% en el interior, con una reducción del 29% en la capital y del 19% en el resto del país desde 2018. El Gobierno actualiza impuestos clave basados en la inflación medida por el INDEC.

En noviembre de 2024, los argentinos continúan enfrentando una carga tributaria elevada sobre la nafta, aunque se ha registrado una disminución significativa respecto a años anteriores. En la Ciudad de Buenos Aires, el porcentaje de impuestos aplicados sobre el precio final de la nafta alcanza el 55,2%, mientras que en el interior del país, la cifra es aún más alta, situándose en el 56%. A pesar de ser altas, estas tasas representan una disminución del 29% en la capital y del 19% en el resto del país, en comparación con los niveles registrados en 2018.

Este ajuste tributario se debe a la actualización de dos impuestos clave: el Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y el Impuesto al Dióxido de Carbono (IDC), que son actualizados en función de las variaciones del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC. Esta política de ajuste automático tiene como objetivo alinear los tributos con la inflación, pero también refleja las tensiones económicas y fiscales que atraviesa el país.

A pesar de la reducción en la carga tributaria desde 2018, los valores siguen siendo elevados, lo que impacta directamente en los costos de los combustibles y, por ende, en el precio de los productos y servicios que dependen de su consumo. La medida forma parte de un esfuerzo por moderar el impacto de los altos precios del combustible en la economía, sin embargo, la dependencia de la inflación y las variaciones del IPC continúan siendo un factor clave que genera incertidumbre en los consumidores.

Economistas advierten que la presión tributaria sobre los combustibles podría seguir siendo un desafío para los hogares y sectores productivos, especialmente ante la incertidumbre económica y las fluctuaciones del tipo de cambio. La actualización automática de estos impuestos busca garantizar que el Gobierno mantenga sus ingresos fiscales, pero también podría generar efectos negativos sobre la competitividad de ciertos sectores, especialmente aquellos que dependen fuertemente del transporte y la logística.

En este contexto, los consumidores siguen buscando alternativas para mitigar el impacto de los combustibles, mientras que las autoridades continúan ajustando políticas para equilibrar el nivel de recaudación con los costos económicos de las familias y empresas.

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