Horror en La Matanza: madre y hijo detenidos por abusar sexualmente de dos niñas

Horror en La Matanza: madre y hijo detenidos por abusar sexualmente de dos niñas

La investigación revela años de sufrimiento para las víctimas, que padecieron abusos sistemáticos en su propio hogar.

Un caso estremecedor ha sacudido a la comunidad de La Matanza, donde la Policía Bonaerense detuvo a una mujer de 51 años y a su hijo de 24, acusados de perpetrar abusos sexuales atroces contra las dos nietas de ella, de 8 y 4 años. La investigación, liderada por la fiscal Alejandra Piqué, ha destapado un oscuro historial de violencia que se extendió durante cinco años, desde 2014 hasta 2019, en el domicilio familiar.

El hijo, identificado como L.Z., enfrenta graves cargos de abuso sexual con acceso carnal, agravado por la violencia y el sometimiento sexual gravemente ultrajante. Al parecer, se aprovechó de su rol como cuidador y de la convivencia familiar para llevar a cabo estos horrendos actos. Según testimonios de las víctimas, los abusos comenzaron como "juegos" inocentes, pero rápidamente escalaron a violaciones brutales que marcaron sus vidas para siempre.

La situación se torna aún más desgarradora al conocer que la abuela, R.L., no solo falló en proteger a sus nietas, sino que además se convirtió en cómplice al silenciar los abusos y, en el caso de la niña mayor, agredirla y amenazarla para que no hablara. "No puedo creer que la propia abuela haya estado del lado de los abusadores. Las niñas necesitaban ayuda, y ella las traicionó", comentó un vecino consternado por los hechos.

Ambas niñas ahora enfrentan un futuro incierto, cargando con el peso del trauma y el dolor. Según los informes médicos, presentan síntomas de síndrome depresivo y estrés postraumático, evidenciando el impacto devastador de los abusos sufridos. La comunidad se ha unido en un clamor por justicia, exigiendo que se tomen medidas adecuadas para proteger a las víctimas y garantizar que los responsables enfrenten las consecuencias de sus actos.

La investigación continúa en curso, y las identidades de los acusados se mantienen en reserva para proteger a las víctimas, quienes ahora están recibiendo apoyo psicológico y médico para ayudarles a sanar las heridas de su traumática experiencia. Sin embargo, la complicidad de la abuela agrava la situación y plantea interrogantes sobre la dinámica familiar y la protección de los niños en entornos vulnerables.

Este horroroso caso es un recordatorio de la urgente necesidad de prestar atención a las señales de abuso y de proteger a los más vulnerables en nuestra sociedad. La voz de las víctimas debe ser escuchada, y la justicia debe actuar con firmeza para erradicar esta lamentable realidad que afecta a tantos niños. La lucha contra el abuso sexual infantil no puede detenerse; es momento de unir fuerzas y garantizar un futuro seguro para todos los menores.