Tragedia en el Centro de Día: Agustín Ramos, de 22 años, Muere Tras Días de Lucha en Terapia Intensiva

Una familia destrozada exige justicia tras la muerte de su hijo, quien se ahogó mientras realizaba actividades acuáticas en un centro de día para personas con capacidades diferentes. La negligencia y la falta de respuesta de los responsables ponen en duda la seguridad de las personas que concurren a este centro de dia.

InfoMas Policiales 14/01/2025InfomasInfomas
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Tragedia en el Centro de Día: Agustín Ramos, de 22 años, Muere Tras Días de Lucha en Terapia Intensiva

Una familia destrozada exige justicia tras la muerte de su hijo, quien se ahogó mientras realizaba actividades acuáticas en un centro de día para personas con capacidades diferentes. La negligencia y la falta de respuesta de los responsables ponen en duda la seguridad de los internos.

Luján, 14 de enero de 2025 – El sueño de una vida plena y sin barreras de Agustín Ramos Scaffetti, de 22 años, se vio truncado de manera trágica el lunes 13 de enero, cuando el joven falleció luego de luchar durante casi dos semanas en la unidad de terapia intensiva. Su vida se apagó después de ahogarse el 3 de enero mientras realizaba actividades en el centro de día Saludarte, en el que participaba de manera regular.

El drama comenzó el 3 de enero, cuando los padres de Agustín recibieron una llamada alarmante del centro de día. El personal les informó que su hijo había tenido una convulsión. Al llegar al lugar, tuvieron que esperar una interminable media hora por la llegada de la ambulancia. Lo peor estaba por venir: el equipo médico informó que Agustín presentaba signos de ahogamiento. Sin embargo, lo más escalofriante fue que el profesional que estaba a cargo no aplicó los primeros auxilios adecuados, perdiendo minutos cruciales ante la gravedad de la situación. Según los testimonios, la única acción realizada fue "salpicarle la cara con agua", un gesto que resultó totalmente insuficiente frente a una emergencia tan crítica.

Además, la ambulancia tardó más de lo esperado en llegar debido a que el centro de día había cambiado recientemente de ubicación, sin que se esclarezca si el nuevo espacio contaba con las habilitaciones necesarias para funcionar. En medio de la incertidumbre y la desesperación, Agustín fue trasladado al sanatorio Regional, en un estado crítico, con neumonía química y daños en órganos vitales, incluidos pulmones, riñones y estómago.

Aunque la atención médica fue inmediata al llegar al sanatorio, las secuelas del ahogamiento fueron devastadoras. A pesar de los esfuerzos de los médicos, el daño causado a su organismo resultó irreversible. La familia, profundamente afectada por el dolor, no solo lamenta la pérdida de su hijo, sino también la pesadilla de enfrentarse a una deuda millonaria por los gastos médicos.

El centro Saludarte ha sido cuestionado por su falta de documentación para cubrir el seguro de los costos del tratamiento, lo que ha dejado a la familia en una situación económica insostenible. Abogados de la familia ya enviaron cartas documento al instituto, exigiendo respuestas, mientras que desde la institución solo han presentado papeles relacionados con el seguro San Cristóbal.

El caso ha sido tomado por la fiscalía de Luján de Cuyo, bajo la dirección de la fiscal Andrea Lazo, que investiga las circunstancias de lo sucedido. La familia de Agustín exige respuestas sobre la responsabilidad del personal de la sala, la negligencia del encargado de la pileta y si los protocolos de emergencia fueron cumplidos correctamente. La pregunta más urgente para ellos es: ¿por qué no vieron a Agustín ahogándose y qué medidas se tomaron para salvarle la vida?

La indignación y el dolor de los padres de Agustín son indescriptibles. Están decididos a que se haga justicia, no solo por su hijo, sino también por la seguridad de otras personas que asisten al centro Saludarte. Por ello, han solicitado el apoyo de la comunidad para difundir el caso y obtener respuestas. “Apelamos a la solidaridad de cada persona y que compartan la información para que se haga justicia por Agustín. Necesitamos que la justicia nos siga acompañando y que los organismos correspondientes investiguen si este instituto tenía las habilitaciones necesarias para operar en la calle Taboada”, expresaron.

Este trágico caso deja en evidencia no solo la falta de protocolos adecuados, sino también una serie de interrogantes sobre la seguridad y la regulación de los centros de atención a personas con discapacidad. La comunidad está a la espera de respuestas, mientras los padres de Agustín luchan por justicia y por un futuro donde tragedias como esta no se repitan.

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